Faraón asciende a José (Génesis 41:1-45)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Pasaron dos años más antes de que José tuviera la oportunidad de liberarse de su miseria en la cárcel. Faraón había comenzado a tener sueños perturbadores y el jefe de los coperos recordó la habilidad del joven hebreo en la cárcel. Los sueños de Faraón acerca de vacas y cañas con espigas confundieron a sus consejeros más hábiles. José testificó que Dios podía dar las interpretaciones y que su rol era apenas el de intermediario de esa revelación (Gn 41:16). Ante Faraón, José no usó el nombre de Dios del pacto, que era exclusivo para su pueblo. En vez de esto, se refirió consistentemente a Dios con el término más general de Elohim. Al hacerlo, José evitó ofender de manera innecesaria, algo respaldado por el hecho de que Faraón reconoció que Dios le reveló a José el significado de sus sueños (Gn 41:39). En el lugar de trabajo, algunas veces los creyentes pueden darle el crédito a Dios de su éxito de una forma superficial, lo que termina causando el rechazo de las personas. La forma en la que José lo hizo impresionó a Faraón, lo que muestra que se le puede dar el crédito públicamente a Dios de una forma convincente.

La presencia de Dios estaba con José de una forma tan evidente que Faraón lo promovió a segundo al mando en Egipto, para que se encargara especialmente de los preparativos para la hambruna que vendría (Gn 41:37-45). La palabra de Dios para Abraham estaba dando fruto: “Bendeciré a los que te bendigan… Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Gn 12:3). Como José, cuando confesamos nuestra propia incapacidad de cumplir los retos que enfrentamos y cuando encontramos formas apropiadas de atribuirle el éxito a Dios, forjamos una defensa poderosa en contra de orgullo que frecuentemente acompaña al reconocimiento público.

El ascenso de José lo equipó con aspectos significativos del liderazgo: un anillo con el sello del rey y un collar de oro, vestiduras finas apropiadas para su alto cargo, transporte oficial, un nuevo nombre egipcio y una esposa egipcia de una familia de clase alta (Gn 41:41-45). Si alguna vez tuvo la tentación de dejar atrás su herencia hebrea, fue esta. Dios nos ayuda a enfrentar el fracaso y la derrota, aunque tal vez necesitemos más su ayuda cuando enfrentamos el éxito. El texto presenta varias indicaciones de cómo José manejó su ascenso de una manera piadosa y en parte, tuvo que ver con su preparación antes de que ocurriera.

Cuando estaba en casa de su padre, los sueños de liderazgo que le dio Dios convencieron a José de que tenía un propósito decretado por Dios y un destino que nunca olvidó. Básicamente, su naturaleza fue confiar en las personas y parece que no guardó ningún resentimiento contra sus hermanos celosos y el copero olvidadizo. Antes de que Faraón lo promoviera, José sabía que el Señor estaba con él y tenía evidencia tangible para probarlo. Darle el crédito a Dios repetidamente no solo era lo correcto, sino que también le recordaba al mismo José que sus habilidades vienen del Señor. José era cortés y humilde, y mostraba que quería hacer lo que fuera necesario para ayudar a Faraón y a los egipcios. Incluso cuando los egipcios carecían de riquezas y ganado, José se ganó su confianza y la del mismo Faraón (Gn 41:55). Por el resto de su vida como administrador, José se dedicó a la administración eficiente por el bien de otros.

Hasta aquí, la historia de José nos recuerda que en nuestro mundo caído, la respuesta de Dios a nuestras oraciones no llegará necesariamente rápido. José tenía diecisiete años cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo (Gn 37:2) y finalmente fue libre de la cautividad cuando tenía treinta años (Gn 41:46), trece largos años después.