“¡Fue suficiente!”, dice Dios, y crea un mundo nuevo (Génesis 6:9-8:19)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Algunas situaciones pueden redimirse y otras puede que no tengan remedio. En Génesis 6:6–8, vemos el lamento de Dios por el estado del mundo y la cultura antediluviana, y Su decisión de comenzar de nuevo:

Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón. Y el Señor dijo: Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho. Mas Noé halló gracia ante los ojos del Señor.

Desde los tiempos de Adán hasta los nuestros, Dios busca personas que le hagan frente a la cultura del pecado cuando sea necesario. Adán no pasó la prueba, pero fue el padre de los ancestros de Noé, quien “era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos; Noé andaba con Dios” (Gn 6:9). Noé es la primera persona cuyo trabajo es primordialmente redentor. A diferencia de quienes están ocupados sacando su sustento de la tierra, Noé es llamado a salvar la humanidad y la naturaleza de la destrucción. En él vemos el progenitor de sacerdotes, profetas y apóstoles que son llamados al trabajo de reconciliación con Dios, y aquellos que cuidan el medioambiente, que son llamados al trabajo de redimir la naturaleza. En un mayor o menor grado, todos los trabajadores desde Noé son llamados al trabajo de la redención y reconciliación.

¡Y el arca es un gran proyecto de construcción! A pesar de las burlas de los vecinos, Noé y sus hijos deben talar miles de árboles cipreses, prepararlos y convertirlos en tablones suficientes para construir un zoológico flotante. Esta embarcación de tres niveles debe tener la capacidad de soportar las diferentes especies animales y almacenar el alimento y el agua requeridos para un periodo indefinido. A pesar de la dificultad, el texto nos asegura que “así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así hizo” (Gn 6:13–22).

En el mundo de los negocios, los empresarios están acostumbrados a tomar riesgos e ir en contra de la sabiduría convencional para proponer productos o procesos nuevos. Para esto se requiere una vista a largo plazo, en vez de fijarse en los resultados a corto plazo. Noé enfrenta lo que por momentos debe haber parecido una tarea imposible, y algunos eruditos bíblicos sugieren que la construcción del arca tardó cien años. También se requiere fe, tenacidad y una planeación cuidadosa frente a los escépticos y críticos. Tal vez deberíamos agregar la gerencia de proyectos a la lista de los programas pioneros de Noé. Los innovadores, empresarios y los que desafían las opiniones predominantes y los sistemas en nuestros lugares de trabajo actualmente necesitan una fuente de fuerza interior y convicción. La respuesta no es convencernos a nosotros mismos de tomar riesgos tontos, por supuesto, sino recurrir a la oración y al consejo de los que son sabios en Dios cuando enfrentamos la oposición y el desánimo. Tal vez necesitamos que se levanten cristianos talentosos y preparados para el trabajo de animar y ayudar a pulir la creatividad de los innovadores en los ámbitos de negocios, ciencias, la academia, las artes, el gobierno y las otras áreas de trabajo.

La historia del diluvio que encontramos en Génesis 7:1–8:19 es muy conocida. Por más de seis meses, Noé y su familia y todos los animales estuvieron en el arca mientras se desataba el diluvio mientras el arca daba vueltas en el agua que llegaba a cubrir las cimas de las montañas. Cuando finalmente disminuye la inundación, la tierra se seca y surge nueva vegetación. Una vez más, los pasajeros del arca ponen sus pies sobre la tierra. El texto hace eco a Génesis 1, enfatizando la continuidad de la creación. Dios hace pasar un “viento” sobre “al abismo” y “las aguas” decrecieron (Gn 8:1–3), aunque de cierta forma es un mundo nuevo, reformado por la fuerza del diluvio. Dios le estaba dando a la cultura humana una nueva oportunidad de comenzar de cero y hacerlo bien. Para los cristianos, esto anuncia los nuevos cielos y nueva tierra de Apocalipsis 21 y 22, cuando la vida humana y el trabajo se vuelven perfectos dentro del cosmos que se ha recuperado de los efectos de la Caída, como mencionamos en la parte de  "Dios crea el mundo material" (Génesis 1:1-2).

Lo que puede ser menos evidente es que este, el primer trabajo de ingeniería a gran escala de la humanidad, es un proyecto ambiental. A pesar (o tal vez como resultado) de la relación quebrantada entre la humanidad y la serpiente y todas las criaturas (Gn 3:15), Dios le asigna a un ser humano la tarea de salvar a los animales y confía en que lo hará fielmente. El llamado de Dios para las personas de “ejercer dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra” (Gn 1:28) sigue vigente. Dios siempre está trabajando para restaurar lo que se perdió en la Caída y Él usa como Su principal instrumento a la humanidad caída que está siendo restaurada.