El rol de la ley para los cristianos (Éxodo 20:1-24:18)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Para un cristiano puede ser difícil preparar una enseñanza a partir de un versículo del libro de Éxodo o especialmente Levítico, y después plantear cómo se podría aplicar actualmente. Cualquier persona que lo intente debe prepararse para una respuesta como, “Claro, pero la Biblia también permite la esclavitud y ¡dice que no podemos comer tocino ni camarones! Además, no creo que a Dios realmente le importe si mi ropa está hecha de una mezcla de algodón y poliéster” (Éx 21:2-11; Lv 11:7, 12; y Lv 19:19, respectivamente). Debido a que esto ocurre incluso dentro de los círculos cristianos, no deberíamos sorprendernos cuando encontramos dificultades al aplicar la Biblia al tema del trabajo en la esfera pública. ¿Cómo vamos a saber lo que aplica hoy en día y lo que no? ¿Cómo evitamos que nos acusen de ser inconsistentes cuando usamos la Biblia? Más importante aún, ¿cómo permitimos que la palabra de Dios realmente transforme todas las áreas de nuestra vida? Uno de los retos en esta labor se presenta por causa de la diversidad de leyes en Éxodo y el Pentateuco. Otro viene de la variedad de formas en las que los cristianos entendemos y aplicamos la Torá y el Antiguo Testamento en relación con Cristo y el Nuevo Testamento. Aun así, el tema de la Torá en el cristianismo es crucial y se debe abordar para obtener cualquier aplicación que ofrezca esta parte de la Biblia respecto a nuestro trabajo. A continuación lo trataremos de una forma breve, cuyo objetivo es ser útil sin ser demasiado limitada.

La relación del Nuevo Testamento con la ley es compleja. Incluye lo que dijo Jesús, que “no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley” (Mt 5:18) y la afirmación de Pablo de que “hemos quedado libres de la ley… en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra” (Ro 7:6). Estas no son dos afirmaciones opuestas, sino que son dos formas de indicar una realidad común: la Torá les sigue revelando el regalo de Dios de la justicia, la sabiduría y la transformación interna a aquellos a quienes les ha dado nueva vida en Cristo. La Torá fue dada por Dios como una expresión de Su naturaleza santa y como una consecuencia de la grandiosa liberación que llevó a cabo. Cuando leemos la Torá, nos damos cuenta de nuestra pecaminosidad innata y nuestra necesidad de un remedio para que podamos vivir en paz con Dios y unos con otros. Dios espera que Su pueblo obedezca Sus instrucciones poniéndolas en práctica en problemas reales de la vida, sean grandes o pequeños. La naturaleza específica de algunas leyes no significa que Dios es un perfeccionista poco realista. Estas leyes nos ayudan a entender que ningún asunto que enfrentemos es demasiado pequeño o insignificante para Dios. Además, la Torá no se trata únicamente del comportamiento externo, ya que aborda temas del corazón, tales como la codicia (Éx 20:17). Más adelante, Jesús condenó no solo el asesinato y el adulterio, sino también las raíces de ira y lujuria (Mt 5:22, 28).

Sin embargo, obedecer la Torá aplicándola a los asuntos reales de la vida en la actualidad, no es lo mismo que repetir las acciones de Israel de hace miles de años. Desde el Antiguo Testamento vemos indicios de que algunas partes de la ley no fueron diseñadas para ser permanentes. Ciertamente, el tabernáculo no fue una estructura permanente e incluso el templo fue derribado por los enemigos de Israel (2R 25:9). El mismo Jesús habló de Su propia muerte sacrificial y resurrección cuando dijo que en tres días Él levantaría el “templo” destruido (Jn 2:19). En un sentido importante, Él personificaba todo lo que representaba el templo junto con su sacerdocio y sus actividades. La declaración de Jesús acerca del alimento —que no es lo que entra en la persona lo que contamina— significaba que las leyes específicas del pacto mosaico referentes a los alimentos ya no tenían vigencia (Mr 7:19).[1] Además, en el Nuevo Testamento, el pueblo de Dios vive en diferentes países y culturas alrededor del mundo en donde no tienen autoridad legal de aplicar las sanciones de la Torá. Los apóstoles consideraron tales cuestiones y bajo la guía del Espíritu Santo, decidieron que los aspectos específicos de la ley judía no aplicaban en general para los cristianos gentiles (Hch 15:28-29).

Cuando le preguntaron a Jesús cuáles mandamientos eran más importantes, Su respuesta no fue controversial a la luz de la teología de Su época. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mr 12:30-31).[2] Gran parte del nuevo Testamento confirma la Torá, no solo en cuanto a sus mandatos en contra del adulterio, el asesinato, el robo y la codicia, sino también en sus mandatos a favor de amarse los unos a los otros (Ro 13:8-10; Gá 5:14). Timothy Keller afirma que, “La venida de Cristo cambió nuestra forma de adorar pero no la de vivir”.[3]  Esta no es una sorpresa, dado que en el nuevo pacto, Dios dijo que pondría Su ley dentro de Su pueblo y la escribiría sobre sus corazones (Jer 31:33; Lc 22:20). La fidelidad de Israel a las leyes del pacto mosaico dependían de su determinación para obedecerlas. Al final, solo Jesús lo pudo lograr. Por otra parte, esto no funciona de la misma manera con los creyentes del nuevo pacto. De acuerdo con Pablo, “servimos a Dios de una manera nueva por medio del Espíritu” (Ro 7:6 PDT).

Para nuestros propósitos al considerar la teología de trabajo, la explicación anterior plantea varios puntos que pueden ayudarnos a entender y aplicar las leyes de Éxodo relacionadas con el trabajo. Las leyes específicas acerca del tratamiento correcto de trabajadores, animales y propiedades expresan valores constantes de la naturaleza misma de Dios. Se deben tomar con seriedad pero no al pie de la letra. Por una parte, los componentes de los diez mandamientos se formulan en términos generales y se pueden aplicar libremente en diversos contextos. Por otra parte, las leyes particulares respecto a siervos, ganado y lesiones corporales ejemplifican las aplicaciones en el contexto histórico y social específico del Israel antiguo, especialmente en las áreas que eran controversiales en ese tiempo. Estas leyes ilustran el comportamiento correcto pero no incluyen todas las posibles aplicaciones. Los cristianos honramos a Dios y Su ley no solamente regulando nuestro comportamiento, sino también permitiendo que el Espíritu Santo transforme nuestras actitudes, motivaciones y deseos (Ro 12:1-2). Hacer algo diferente equivale a eludir el trabajo y la voluntad de nuestro Señor y Salvador. En todo momento, los cristianos deberíamos buscar de qué maneras el amor puede guiar nuestras normas y comportamientos.

Tim Keller, “Keller on Rules of the Bible: Do Christians Apply them Inconsistently?” [Keller, sobre las reglas de la Biblia: ¿los cristianos las aplican de forma inconsistente?] The Gospel Coalition, http://thegospelcoalition.org/blogs/tgc/2012/07/09/making-sense-of-scriptures-inconsistency/.

James Tabor y Randall Buth, Living Biblical Hebrew for Everyone [Hebreo bíblico vivo para todos] (Pasadena, CA: Internet language Corp., 2003).

Tim Keller, “Keller on Rules of the Bible: Do Christians Apply them Inconsistently?” [Reglas de la Biblia]. The Gospel Coalition, http://thegospelcoalition.org/blogs/tgc/2012/07/09/making-sense-of-scriptures-inconsistency/.