Pasión, familia y trabajo (Cantar de los Cantares 3:1 - 8:5)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

En una serie de cantos, el texto describe el matrimonio del hombre y la mujer y su unión. La mujer anhela estar con el hombre (Cnt 3:1-5) y luego llega a su encuentro en un hermoso palanquín (Cnt 3:6-11).[1] El hombre, quien porta una corona, la recibe (Cnt 3:11). En una boda israelita, la novia llegó en un palanquín rodeado por valientes (Cnt 3:7) y fue recibida por su novio, quien portaba una corona. Cantares 3:11 confirma que este texto celebra “el día de sus bodas”.[2]

Entonces, el hombre canta sobre su amor por su novia (Cnt 4:1-15) y la noche de bodas se describe con imágenes vívidas y metáforas (Cnt 4:16-5:8). Luego, la mujer canta sobre su amor por su amado (Cnt 5:9-6:3) y sigue otra canción acerca de la belleza de la mujer (Cnt 6:4-9). Después, la pareja canta de su amor uno por el otro (Cnt 6:10-8:4). El texto es abiertamente sexual, y ha existido una tendencia entre los predicadores y escritores cristianos a evitar Cantares o a interpretarlo alegóricamente con el temor de que sea demasiado subido de tono para una sociedad religiosa bien educada.

Sin embargo, el sexo en el texto es intencional. ¡A una canción acerca de la pasión entre dos amantes en el día de su boda le faltaría algo si no mencionara el sexo! Y el sexo está íntimamente conectado tanto con el hogar como con el trabajo en Cantares. Tras su matrimonio, los amantes forman un hogar, la unidad principal de la actividad económica en el mundo antiguo. Sin el sexo, no podrían poblarlo con trabajadores (es decir, hijos). Además, la pasión (incluido el sexo) entre los esposos es como un pegamento que mantiene unido el hogar mientras se atraviesa la prosperidad, la adversidad, la alegría y el estrés que caracterizan la vida y el trabajo de una familia. En la actualidad, muchas parejas reportan insatisfacción con la cantidad de tiempo que tienen para el sexo y para hacer el amor. Gran parte de la culpa se atribuye a que uno o ambos cónyuges están demasiado ocupados trabajando.[3] El pasaje deja claro que no es correcto permitir que el trabajo haga a un lado el tiempo para la intimidad y el sexo con su cónyuge.

A lo largo de estos versículos, vemos imágenes que se toman del paisaje de Israel y de su agricultura y pastoreo. El cuerpo de la mujer es un “huerto” (Cnt 5:1). Del hombre se dice que “sus mejillas, como eras de bálsamo” (Cnt 5:13). Al disfrutar de la compañía de su novia, es como un hombre que recoge lirios en una huerta (Cnt 6:2). Ella es encantadora como Jerusalén (Cnt 6:4). Su “cabellera es como rebaño de cabras que descienden de Galaad” (Cnt 6:5). Sus dientes son como un rebaño de ovejas (Cnt 6:6). Su estatura es como la de una palmera (Cnt 7:7). Ellos desean ir a las “viñas” (Cnt 7:12). Ella provoca a su amado “debajo de manzano” (Cnt 8:5). El deleite de su amor está relacionado íntimamente con el mundo de su trabajo. Ellos expresan su felicidad con imágenes sacadas de lo que ven en sus huertos y rebaños.

Esto indica que la familia y el trabajo van de la mano. En Cantares, toda la vida está integrada. Antes de la Revolución Industrial, la mayoría de personas trabajaban con los demás miembros de su familia en la casa donde vivían. Esto sigue ocurriendo en muchas partes de mundo. Cantares presenta una visión idílica de esta modalidad. La realidad del trabajo basado en la casa ha sido estropeada por la pobreza, el trabajo agotador, la humillación, el trabajo o esclavitud por endeudamiento y las relaciones abusivas. A pesar de eso, Cantares expresa nuestro deseo —y el diseño de Dios— de que nuestro trabajo esté entrelazado en el tapiz de nuestras relaciones, comenzando con la familia.

En las economías desarrolladas, la mayor parte del trabajo remunerado se realiza fuera del hogar. Cantar de los Cantares no especifica los medios con los que se puede integrar el trabajo con la familia y otras relaciones en las sociedades actuales. ¡Este no es un llamado a que todos nos mudemos a las granjas y persigamos a las zorras pequeñas! Pero sí sugiere que los lugares de trabajo modernos no deben ignorar la vida familiar y las necesidades de sus trabajadores. Muchos lugares de trabajo proporcionan guarderías para los hijos de los trabajadores, permiten el desarrollo profesional que respeta las necesidades paternales, proveen tiempo libre para que los trabajadores hagan frente a las necesidades familiares y —en países con seguros médicos privados— proporcionan seguros de salud para las familias de los trabajadores. Sin embargo, estas retribuciones no están disponibles en todos los lugares de trabajo y algunas han sido eliminadas por parte de los empleadores. La mayoría de lugares de trabajo modernos se quedan bastante cortos respecto al modelo del cuidado familiar que vemos en Cantares. Recientemente se ha dado la tendencia de trabajar desde casa y no en la oficina, lo cual puede que mejore o empeore los casos dependiendo de cómo se distribuyen los costos, ingresos, servicios de ayuda y riesgos.

Cantares podría ser una invitación a la creatividad para la formación del lugar de trabajo del siglo veintiuno. Las familias pueden comenzar negocios en los que puedan trabajar juntas. Las compañías pueden dar empleo a los esposos juntos o ayudar para que uno de los cónyuges consiga trabajo cuando se reubica al otro. Se ha dado gran innovación e investigación en esta área en las últimas décadas, tanto en los círculos seculares como en los cristianos —especialmente católicos.[4]

Cantares también debería incrementar el valor que le damos al trabajo no remunerado. En los hogares antes de la existencia de las industrias, no hay una gran distinción entre los trabajos remunerados y no remunerados, ya que el trabajo se realiza en una unidad integrada. En las sociedades industriales y posindustriales, gran parte del trabajo se realiza fuera de hogar y se reciben salarios para sustentar el hogar. Con frecuencia, el trabajo no remunerado que se debe hacer en casa recibe menos respeto que el trabajo pago que se realiza afuera. El dinero, en vez de una contribución general para el hogar, se convierte en la medida del valor del trabajo y algunas veces incluso del valor de las personas. No obstante, los hogares no podrían funcionar sin el trabajo no remunerado de mantener el hogar, criar a los hijos, cuidar a los miembros de la familia de edad avanzada y discapacitados, y sostener las relaciones sociales y comunitarias. Cantares describe el valor del trabajo en términos de su beneficio general para el hogar, no de su contribución monetaria.

Cantares puede representar un reto para muchas iglesias y para aquellos que guían a otros cristianos, ya que es poco común que los cristianos reciban la ayuda necesaria para ordenar su vida laboral. No existen suficientes iglesias que tengan la capacidad de equipar a sus miembros para que tomen decisiones piadosas, sabias y realistas acerca del trabajo en relación con la familia y la comunidad. Sin duda, es poco común que los líderes de la iglesia tengan el conocimiento práctico que se requiere para ayudar a los miembros de la iglesia a encontrar trabajo o crear lugares de trabajo que avancen por el camino del ideal que se presenta en Cantares. Por ejemplo, si usted quiere saber cómo integrar mejor su trabajo en enfermería con sus relaciones familiares, probablemente necesita hablar más con otros enfermeros que con su pastor. Sin embargo, las iglesias podrían esforzarse más para ayudar a sus miembros a reconocer el diseño de Dios para el trabajo y las relaciones, expresar sus esperanzas y luchas y unirse a trabajadores de ocupaciones similares para desarrollar opciones viables.

“¿Quién es esta?” (3:6) -traducido confusamente como “¿Qué es eso?” en la versión LBLA- es femenino en hebreo, indicando que se refiere a la mujer.

Garrett, Word Biblical Commentary: Song of Songs, 175-184.

International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional de Paternidad Planificada], “FPAHK Survey on Marriage and Sex” [Encuesta de la Asociación de Planificación Familiar de Hong Kong acerca del matrimonio y el sexo], http://www.ippf.org.

Se recomiendan los siguientes para un estudio más profundo:

Robert D. Austin y Lee Devin, “Knowledge Work, Craft Work and Calling” [Trabajo de conocimiento, trabajo manual y llamado], en Global Neighbors: Christian Faith and Moral Obligation in Today’s Economy [El prójimo a nivel mundial: la fe cristiana y la obligación moral en la economía actual], ed. Douglas A. Hicks y Mark Valeri (Grand Rapids: Eerdmans, 2008); Papa Juan Pablo II, Laborem Exercens Encyclical Letter [Carta encíclica Laborem Exercens] (Homebush, NSW, Australia: St. Paul Publications, 1981); Papa Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis Encyclical Letter [Carta encíclica Sollicitudo Rei Socialis] (Homebush, NSW, Australia: St. Paul Publications, 1987); Papa Juan Pablo II, Centesimus Annus Encyclical Letter [Carta encíclica Centesimus Annus] (Boston: St. Paul Books, 1991); Wilder Robles, “Liberation Theology, Christian Base Communities, and Solidarity Movements: A Historical Reflection” [Teología de la liberación, comunidades de base cristiana y movimientos solidarios: una reflexión histórica] en Capital, Power, and Inequality in Latin America and the Caribbean [El capital, el poder y la desigualdad en Latinoamérica y el Caribe], ed. Richard L. Harris y Jorge Nef, nueva ed. (Lanham, MD: Rowman y Littlefield, 2008); Shirley J. Roels, “Christian Manufacturers at the Crossroads” [La encrucijada de los fabricantes cristianos], en Hicks y Valeri, Global Neighbors [El prójimo a nivel mundial]; y Thomas W. Walker, “Who is My Neighbor? An Invitation to See the World with Different Eyes” [¿Quién es mi prójimo? Una invitación a ver el mundo con una mirada distinta], en Hicks y Valeri, Global Neighbors [El prójimo a nivel mundial].